21 de noviembre de 2012

Prefiero ficción...

No conozco nada más cruel que la realidad, yo adicta a ficciones como Gossip Girl, serie americana de ricos post adolescentes donde se suceden y se mezclan los más crueles chantajes, venganzas y manipulaciones con amor y algo de humor.
Me gusta la serie porque cumple su deber: entretener, tiene unos diálogos trabajados que juegan mucho con el sarcasmo y la ironía pero también agradezco que consigan que mi mente imagine y me lleve a lugares felices porque entre maldades siempre todo acaba bien.
En la vida real esto no va así, en Gossip Girl, los tremendamente malos siempre se anuncian, los planes más horribles siempre se cuentan de echo tienden hacer su avanzadita delante del pobre inocente, incluso a veces le avisan de lo que le va a pasar, luego aunque triunfen en sus malvados planes acaban arrepintiéndose o como decía mi abuela les llega su San Martín.
Hoy en día la conciencia es algo que esta en peligro de extinción, de hecho empiezo a dudar de su existencia, los celos y la envidia esta al orden del día, estas dos palabras las cuales las considero dos grandes rameras despiadadas, putean y van con todo el mundo, creo que no nos salvamos nadie por sufrir o ser sufridos. Parece un chiste pero lo reafirmo con toda la seriedad que puedo contener.
En la actualidad, la gente no se plantea si hace bien o hace mal simplemente hace según se siente dependiendo de quien tiene delante, te ataca con su veneno o su soberbia según le parezcas, te humillan o simplemente de hacen el vacío,  estas dos situaciones pueden destruir al más fuerte, todo esto pudiendo dormir plácidamente sus 8 o 7 horas, dependiendo lo que les deje su despertador porque su conciencia les dejara porque no esta. Nos hemos acostumbrado tanto a estas situaciones que las naturalizamos y cuando alguien a veces es sincero desconfiamos. Lo que mas me duele de todo esto, es que lo que mi abu,  a todo “cerdo le llega su San Martin” a diferencia de la serie, en la vida real no siempre se cumple y aunque si se suceda, me han roto de tal manera de autoestima que me da igual.

Yo ha llegado el momento que no me obligo a estar con nadie con el que no me sienta a gusto y me he dado cuenta de mi realidad: hay poca gente muy poca que realmente este sana y no envenenada. Pero como siempre dicen mejor pocos y buenos que muchos y malos.
Ves con cuidado,  responde con una sonrisa a unas palabras envenenadas y mira para adelante, nunca te rebajes contestando.
Se valiente y ten paz. Haz paz.