15 de septiembre de 2012

VESTIDO DE BODA

Que calvario buscar vestido de boda, y eso que la que se casa es otra… Me explico, hoy entro en la cuenta atrás de buscarme un uniforme nupcial de digna dama de honor, hoy en día no se usa tanto esa posición pero en un mes ejerceré de ello. Fueron todo sonrisas el día que la futura novia me lo anunció pero ahora mismo serian llantos si no temiera desmontarme el maquillaje en medio de una tienda y acabar pareciendo un oso panda. El caso es que me he pasado por todas las tiendas habidas y por haber, me he probado todos los colores del arco iris, todos los modelos posibles, si no parezco un pastel decorado acabo con un traje mas soso que el pan sin sal.
Yo imaginaba que encontraría el traje de mi vida, verde o amarillo, colores de este verano, que me quedaría de muerte, que al verme querría sexo conmigo misma y de momento sólo he conseguido quererme morir con vestidos horrorosos y mi libido perdido en cada vestidor… Hoy, Feliz de mi, después de hacer que mi novio me evite por casa, mis amigas me hayan dejado de llamar… porque hay que decir que aunque soy compradora solitaria, soy de esas persona que saborea, degusta, goza, disfruta el acto de la compra, esta misión sí necesita asesores sinceros pero con más paciencia que los míos, que han salido huyendo…

Bueno lo que decía, hoy creía que había encontrado el definitivo, el decisivo, se adaptaba a mi cuerpo, me miraba dentro del probador y me hacía sentir mariposas en el estomago, era agua para un sediento, fuego para leña en invierno, amor para el desamparado, calma para el aturdido, sonrisas para las lagrimas, acariciaba mi piel, me veía mas alta, más esbelta, así que salgo del vestidor flotando del entusiasmo, un poco para verme desde mas perspectivas y otro poco para saber la optima y rabiosa opinión de la dependienta, abro la cortina y me encuentro al pivón metro setenta y cinco de la prima de mi novio con el mismo vestido y me dice: tiiiiiaaaa mira que waaay, me lo quedo, me lo quedo, me lo quedo!!! Final, hemos acabado en la cafetería de en frente de la tienda, ella con bolsa, yo sin nada... siempre me quedará el no llevar nada, seguro que impresiono aunque sea al cura.